Influencia peninsular en las consuetas indianas

Ana María Martínez de Sánchez (Universidad del Salvador)

Los textos de las consuetas españolas (siglos XVI a XVIII) influyeron en la redacción de las indianas en diferentes aspectos.

La necesidad de organizar las catedrales en América, tanto en lo referido a la constitución del Cabildo Eclesiástico -sus cargos, oficios y funciones- cuanto en el aspecto ritual del ámbito catedralicio, requirió un esfuerzo de los obispos que, muchas veces, llegaban a sus nuevos destinos desprovistos del aparato legal y litúrgico que requería la sede.

Tal es, por ejemplo, el caso de Julián de Cortázar, tercer obispo del Tucumán (1617) que pasó a Santiago del Estero luego de ser Canónigo Magistral de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, en el Camino de Santiago, para asumir la silla episcopal de aquella diócesis. Igual que él, otros prelados debieron basarse en textos anteriores para redactar uno nuevo adaptado al lugar, con el fin de dotar la catedral a su cargo del sustrato jurídico que se requería para su puesta en marcha con la majestad y brillo que merecía y que, además, le otorgaba a él mismo poder en aquella ciudad a la que había sido destinado.

Las consuetas peninsulares a las que se recurrió, en mayor o menor medida -que hasta esta instancia se han podido detectar-, son las de Sevilla, Granada, Santiago de Compostela, Santo Domingo de la Calzada y Valencia.

La razón de estas influencias, expresas en los documentos americanos -México, Puebla, Lima, Cuzco, la Plata, Santiago de Chile, Tucumán- puede deberse a varios factores. Entre ellos, uno, era la costumbre de remitir a documentos similares anteriores, con el fin de darle viso de autoridad al nuevo texto, y otro, la trayectoria del obispo, es decir, los destinos previos donde se había desempeñado, ya que en ellos había adquirido la práctica personal en la cual podía basarse para la redacción de la nueva consueta.

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