El perdido Libro del Oficio y Potestad del Virrey de Gaspar de Escalona Agüero

Antonio Dougnac Rodríguez (Universidad de Chile)

El objeto de mi presentación es dar a conocer al mundo científico indianista la aparición, en el Archivo Nacional de Chile, del desconocido Libro del Oficio y Potestad del Virrey de Gaspar de Escalona Agüero.

Este, nacido cerca de 1600 en ¿Lima o La Plata? y fallecido en Santiago de Chile en 1650, fue un destacado jurista. Cursó Derecho en la facultad de Cánones y Leyes de la Universidad de San Marcos donde obtuvo el bachillerato en 1622 y la licenciatura en 1630. Ya antes de esa fecha se había desempeñado en relevantes cargos como el de juez pesquisidor en Castrovirreyna y había escrito por lo menos una primera versión del Libro del Oficio y Potestad del Virrey (LOPV).

Consta este hecho en el Epítome de Antonio de León Pinelo (Madrid, 1629), donde le atribuye “Del oficio del virrey, M.S.”.  Nicolás Antonio, por su parte,  en su Bibliotheca Hispana (Roma, 1672) también se refiere al manuscrito El Libro del Virrey con datos que, según propia declaración, toma de León Pinelo. Bajo el título “Del oficio del Virrey, manuscrito”, lo trae Antonio de Alcedo en su Bibliotheca Americana.

El ambiente que reinaba en Lima en la primera mitad del siglo XVII era inmejorable bastando tan solo mencionar a los hermanos Antonio y Diego de León Pinelo, Juan de Solórzano Pereira, Feliciano de la Vega, el fiscal Luis Enríquez, Juan del Campo Godoy, Juan de Larrinaga y muchos otros, los más de ellos autores de importantes obras de derecho, a todos los cuales Escalona tenía frecuente acceso.

El virrey conde de Chinchón, que gobernó en el decenio que sigue a 1629, fue un inspirador de la investigación jurídica no solo en aras de la ciencia del derecho sino que también con finalidades prácticas enderezadas al desempeño de sus tareas virreinales. En este orden de cosas, favoreció que Escalona tuviese acceso, junto al fiscal y después oidor Luis Enríquez, a diversos archivos lo que  permitió a aquel compenetrarse del meollo de la legislación indiana. En su dedicatoria al consejero de Indias Lorenzo Ramírez de Prado, hecha en Lima el 1 de junio de 1635, expresa que en el año anterior había hecho un reconocimiento “de todos los papeles, cédulas y provisiones de los archivos de Cámara y gobierno y en una Información de méritos y servicios de 1639 detalla que había obtenido comisión para que ayudara al oidor lic. Luis Enríquez (que lo era desde 1630) “y en espazio de más de quatro meses que acudimos a las tardes que no eran de acuerdo se pussieron todas en la buena forma que oy tienen con distinzion de materias”. 

No obstante los trascendentes encargos jurídicos que le cupo cumplir -que constan en la contundente Información de méritos y servicios que elevó a la Corona en 1644, de que da cuenta el quiteño Alcedo en su Bibliotheca: corregidor de Cochabamba en 1639 y posteriormente de Jauja-, se dio tiempo para escribir varias obras de las que la más importante, sin duda fue Arcae Limensis. Gazophilacium regium perubicum I Administrandum, II Calculandum, III Conservandum, impreso en Madrid en 1647. Le valió amplio reconocimiento al punto que se encontraba en casi todas las bibliotecas  de prestancia no obstante haber habido solo tres ediciones en el período indiano: 1647, 1675 y 1775. En el mismo año de la primera fue exaltado a la plaza de oidor de la Real Audiencia de Chile por real provisión de 29 de junio, a la que se incorporó dos años más tarde: el 11 de mayo de 1649. Ahí fallecería pobre el 21 de enero de 1650 declarando en su poder para testar que solo tenía los muebles de su hogar y que debía mil pesos en diversas dependencias.

Varias copias manuscritas -tres de las cuales se encuentran en el Archivo Histórico Nacional de Chile- circularon de un estudio que le fuera encargado en 1632 por el virrey conde de Chinchón: Informe sobre las Apelaciones de el Superior Gobierno a las Reales Audiencias conocido también bajo otros nombres. En 1921 David A. Pareja lo publicó en Revista del Archivo Nacional del Perú Ien que aventuraba que el tratado sobre las apelaciones habría sido expresión, bajo otro título del LOPV.  Sin manifestar si compartía o no esta opinión, la hacía presente Alfonso García-Gallo en 1946 en su “El proyecto de “Código Peruano” de Gaspar de Escalona y Agüero” publicado en el Anuario de Historia del Derecho Español.

En tal trabajo, García Gallo daba a conocer el ambicioso intento de Escalona de hacer, en base a las disposiciones ya existentes, un Código Peruano siguiendo las ideas, sobre todo de Antoine Favre.

Antonio Muro Orejón en ese mismo número del Anuario noticiaba que entre los papeles del insigne jurista aragonés de la Biblioteca Provincial y Universitaria de Sevilla, se hallaban varios trabajos cuya autoría apuntaba a Gaspar de Escalona. Entre ellos,  encuentra “un índice impreso de un libro titulado Espejo de los Virreyes del Perú, que estimo quizá sea obra del propio Escalona. Este estudio refleja un perfecto estudio y desarrollo de las atribuciones virreinales: de gobierno (eclesiástico, secular), judiciales y militares. Desgraciadamente no acompaña el libro ni tampoco da nombre del autor”.  Hoy, con el conocimiento del LOPV hallado en Chile, se puede afirmar: a) que la sospecha de Muro era acertada ya que corresponde a un trabajo de Escalona y b) que confrontado el contenido de dicho proyecto con el LOPV se corresponden en gran manera, como se explicará más adelante.

En un estudio sobre Escalona publicado por Sánchez Bella en 1970 en la Revista Chilena de Historia del Derecho consta el re-estudio que hizo de los papeles a aquel atribuidos que se hallan en la Biblioteca Pública y Universitaria de Sevilla Sánchez Bella sacaba a relucirel Libro sobre el oficio y potestad del Virrey, de cuyo conocimiento de oídas se ha hablado más arriba, y el Espejo de Virreyes cuyo contenido reveló Muro Orejón en 1946. Con la sagacidad que le es característica en todos sus trabajos, concluía que uno y otro debieron ser distintos trabajos: completo el primero, y solo proyectado el segundo, afirmación que puedo corroborar. Se basaba para tal afirmación en que el propio Escalona distinguía ambos trabajos en uno de sus informes de méritos y servicios.

A mediados de 2014, una funcionaria del Archivo Nacional me pidió que revisara un pequeño volumen manuscrito para que le informase si convenía que fuese adquirido por esa institución. Cuál no sería mi sorpresa al constatar que, junto a una nueva copia del Tratado de las apelaciones, se hallaba el famoso LOPV.

En esta presentación, tras haber transcrito el texto del LOPV, describo su contenido -que es el de una recopilación-, lo comparo con el programa del Espejo del Virrey y con el Gazophilacium; analizo el origen de las normas recopiladas; comparo estas con las de otras recopilaciones; estudio la proveniencia del texto adquirido por el Archivo Nacional de Chile y formulo conclusiones al respecto.

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